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17 de diciembre de 2011

ORIGEN DEL ÁRBOL DE NAVIDAD

¡Sí, llega la Navidad! A casi tod@s nos ilusiona estas fechas, por creencias, por vacaciones, días festivos, por regalos, por uniones con familiares y amigos, porque las ventas aumentan... Adornamos e iluminamos nuestras calles, casas, tiendas, colegios... 

Pero...¿cuál es la historia del árbol de Navidad?

La tradición del árbol de Navidad tiene unos orígenes confusos. Los bárbaros germanos tenían una especial tradición con la que celebraban los “cumpleaños” de sus dioses. Éstos adornaban un árbol de hoja perenne, una conífera, para celebrarlo, coincidiendo con la proximidad de las fechas de la Navidad. Entre las celebraciones estaba el nacimiento del dios Frey, dios nórdico del sol, la lluvia y de la fertilidad. Este árbol lo denominaban árbol del universo, la copa representaba la morada de los dioses y las raíces profundas significaba el reino de los muertos.

Esta tradición fue adoptada por el cristianismo del norte de Europa pero con un significado diferente. Se dice que un evangelizador, en Alemania, taló el árbol que utilizaban para la conmemoración de los dioses y lo sustituyó por otro de hoja perenne, un pino, que simbolizaría el amor de Dios, adornado con manzanas, representado el pecado original y las tentaciones, y con velas que simbolizaban la luz de Jesuscristo como luz en el mundo. A lo largo de la historia fueron transformándose los adornos hasta llegar a la actualidad que lo adornamos con esferas, estrellas, espumillón...

Existen otras leyendas sobre esta tradición, en Inglaterra sobre el siglo XVIII, reinaba Jorge III. La esposa del rey, la reina Carlota, se caracterizaba por su bondad con los súbditos y en el año 1765 decidió instalar en uno de los salones más grandes de palacio, un árbol de Pascua adornado con guirnaldas, luces, juguetes y toda clase de regalos.

Cuenta esta leyenda que durante una muy fría noche de invierno, un niño buscó refugio en la casa de un leñador y su esposa. El matrimonio ya anciano, lo recibió y le dio de comer. Durante la noche el niño se convirtió en un ángel vestido de oro: era el niño Dios. Para recompensar la generosidad de los ancianos, el niño tomó una rama de un pino y les indicó que la plantaran, indicándoles que cada año daría frutos. Y así fue: el árbol dio cada año por navidad manzanas de oro y nueces de plata.

Otra de las leyendas dice habla de un generoso sacerdote que vivió hace 400 años en Alsalcia y cada noche de Navidad, repartía entre los habitantes menos favorecidos de su pueblo alimentos, ropa y dinero que recolectaba durante el año.

Un día, mientras preparaba los paquetes para sus fieles más pobres, el sacerdote admiró la hermosa noche y se le ocurrió colgar los regalos en las ramas de un abeto próximo a la iglesia. Los pobres podrían así disfrutar además del cielo estrellado de aquella noche clara mientras se cantaban bajo el árbol cánticos sagrados. Tan agradable resultó la reunión que desde entonces el árbol fue el centro de la fiesta navideña.

En España, la costumbre del árbol de Navidad fue traída en el año 1870 por una mujer de origen ruso llamada Sofía Troubetzkoy, que después de enviudar del duque de Morny, hermano de Napoleón Bonaparte, contrajo segundas nupcias con el aristócrata español Pepe Osorio, el Gran Duque de Sesto, uno de los mayores promotores de la Restauración borbónica que permitió a Alfonso XII reinar. Por ello, parece ser que la primera vez que se colocó un árbol navideño en España fue en Madrid, durante las Navidades del año 1870, en el desaparecido palacio de dichos nobles, el palacio de Alcañices, ubicado en el Paseo del Prado, esquina con la Calle de Alcalá.3.





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